El Camino de Madrid, así como los del Sureste y el de Levante -que comparten parte del itinerario- acceden a la provincia desde mediodía, para abandonarla por el norte y el oeste, siempre con la meta fijada en Compostela, que en 2021 y 2022 celebra su año santo, el Xacobeo.
En el caso concreto del de Madrid, se adentra en territorio vallisoletano con el río Eresma como guía, a través de la comarca de Tierra de Pinares. Siguiendo la antigua cañada de los Gallegos, de Villeguillo el peregrino llega a Alcazarén, localidad adoptiva del Premio Cervantes José Jiménez Lozano, fallecido hace poco más de un año, y poseedora de dos de las iglesias referentes del románico mudéjar del sur de Valladolid, como son los templos de Santiago Apóstol y San Pedro.
Antes de llegar a Alcazarén, el caminante podrá encontrarse con los vestigios de una antigua localidad hoy despoblada y convertida en finca agrícola, como es Valviadero. Siguiendo el Eresma hasta su confluencia con el Adaja, la ruta conduce a Valdestillas, desde donde busca el mayor de los ríos de la Comunidad, el Duero, el cual atraviesa en Puente Duero, actual barrio de la capital vallisoletana, pero antaño municipio independiente.
El responsable del albergue de Puente Duero -uno de los múltiples que la provincia ofrece en los tres caminos- es Arturo García Álvarez, a la sazón presidente y fundador de la Asociación Jacobea de Valladolid (Ajova), una entidad al servicio del peregrino que atraviesa tierras vallisoletanas con 17 años de trayectoria.
CADA VEZ "MÁS PEREGRINOS"
Arturo García reconoce, en declaraciones a Europa Press, que "cada vez son más" los peregrinos que optan por caminos como los que recorren la provincia buscando la tranquilidad y el espacio que la "masificación" de otras rutas jacobeas más concurridas.
Desde su experiencia previa como peregrinos, los miembros de Ajova procuran que los caminantes se encuentren "a gusto". "Estamos esperando al peregrino, le ofrecemos nuestro hogar", ha apuntado el presidente de la Asociación, quien explica que la mayoría de los que llegan en primavera y otoño proceden de países como Francia, Australia, Alemania, Estados Unidos, Canadá, Corea o Colombia, mientras que en verano toman el relevo los nacionales.
El peregrino puede continuar siguiendo las conchas de bronce que jalonan la ruta hasta hasta la iglesia de Santiago, en pleno centro de Valladolid, si bien la ruta se dirige en Puente Duero hacia Simancas, localidad a la que se llega tras atravesar su histórico puente de origen romano y en la que destaca su castillo, memoria de la Corona de Castilla y la Monarquía Hispánica merced a su importante archivo estatal.
El Camino de Madrid, que en la provincia suma 153 kilómetros de ruta, se dirige desde Ciguñuela hacia los Montes Torozos y Tierra de Campos, a fin de descubrir joyas ocultas en la ruta jacobea como el osario de la iglesia de Santa María de Wamba, localidad que debe su peculiar nombre a un rey visigodo, o el monasterio de la Santa Espina en el municipio de Castromonte, parajes en los que la huella de Miguel Delibes y su obra deja verse a cada rato.
Entre medias pasa por Peñaflor de Hornija, testigo de los momentos decisivos de la revuelta comunera cuando se cumplen 500 años de la Batalla de Villalar. De aquí partieron las tropas leales al emperador Carlos V que derrotaron a las huestes de Padilla, Bravo y Maldonado.
ESCALA EN LA CIUDAD DE LOS ALMIRANTES
Tras pasar por Valverde de Campos, la ruta conduce hacia el magnífico patrimonio histórico y cultural de Medina de Rioseco, la ciudad de los almirantes, donde además el Canal de Castilla ofrece refugio al caminante frente a los calores del verano.
De lleno en la comarca de Tierra de Campos y sus característicos palomares, el peregrino conocerá enclaves como Tamariz de Campos, Moral de la Reina, Cuenca de Campos, Villalón de Campos, Fontihoyuelo o Santervás de Campos, cuna del famoso conquistador Juan Ponce de León, de cuyo fallecimiento se cumplen también cinco siglos este año.
Melgar de Arriba despide el Camino de Madrid de la provincia vallisoletana, que sigue agonizante hasta morir en la leonesa Sahagún de Campos, donde entronca con el famoso Camino Francés para llegar a la capital gallega y recibir el jubileo.
Por lo que se refiere a los caminos del Sureste y de Levante, parten respectivamente de Alicante y Valencia para confluir en Albacete, desde donde recorrerán juntos la meseta para entrar en Valladolid por la provincia de Ávila y separarse de nuevo en Medina del Campo.
Tras acceder en tierras vallisoletanas desde Palacios de Goda (Ávila) por San Vicente del Palacio, la ruta llega a Medina, con su imponente Castillo de la Mota y su Palacio Testamentario, donde expiró la reina Isabel la Católica.
Desde Medina, la variante de Levante recorre el este de la provincia por Nava del Rey, Sieteiglesias de Trabancos y Castronuño, antes de dejar Valladolid por Villafranca de Duero y encaminarse hacia Toro y Zamora siguiendo el Duero, para unirse después al Camino Mozárabe o de la Ruta de la Plata.
En cuanto al Camino del Sureste, tras dejar atrás Medina del Campo se solaza con los viñedos de la Denominación de Origen Rueda antes de cruzarse con el omnipresente Duero en Tordesillas, donde tras disfrutar del patrimonio histórico y artístico de que goza la villa del tratado, el peregrino puede continuar rumbo a las estepas cerealistas del norte de la provincia, atravesando las localidades de Vega de Valdetronco, también en pleno escenario comunero, Mota del Marqués, Villardefrades y San Pedro de Latarce, donde la ruta se despide de Valladolid para buscar la Ruta de la Plata en Benavente (Zamora) y enlazar con el Camino Francés en Astorga (León) o bien optar por el Camino Sanabrés a través de la provincia de Orense, con la meta compostelana siempre en la cabeza del peregrino, en ambos casos.